¿Por qué viajar a Marruecos?

¿Por qué viajar a Marruecos?

¿Por qué viajar a Marruecos? De las montañas del Atlas a las playas del Atlántico, del silencio del desierto al bullicio de las ciudades… naturaleza, cultura, arquitectura, historia, tradición de hospitalidad… pocos países en el mundo ofrecen tal riqueza. Marruecos es uno de ellos. He aquí 5 buenas razones por las que el reino del sol poniente es un destino imprescindible.

PORQUE A SÓLO 3 HORAS DE FRANCIA, ES UN CAMBIO DE AIRES TOTAL:

Nada más llegar a Marrakech, ya está lejos, muy lejos de Francia. Vibrante, colorida, perfumada de especias y llena de vida, la “ciudad roja” le abre las puertas a otro mundo, otra cultura, otro paisaje… o mejor dicho, otros paisajes, ya que Marruecos alberga un entorno natural tan diverso.
Las montañas del Atlas, picos de más de 4.000 metros de altura, el desierto del Sahara, el océano, el Mediterráneo, verdes valles… Ciudades imperiales, pueblos bereberes, tradiciones ancestrales… Todo lo que necesita para una escapada. Si a esto le añadimos un clima suave durante todo el año y una amplia oferta de actividades, Marruecos es sin duda un destino para cambiar de aires… ¡y tan cerca!

PORQUE EL ATLAS ES EL REINO DEL SENDERISMO:

Barrera en los confines del mundo conocido en la Antigüedad, el Atlas debe su nombre al dios epónimo encargado por Zeus de sostener la bóveda celeste. Culminado en el Toubkal, la “montaña de las montañas”, con 4.167 metros, el Atlas es un prodigioso terreno de descubrimientos para los excursionistas, ya suban a sus cumbres minerales, sigan sus espectaculares desfiladeros o hagan un alto en uno de los pueblos bereberes suspendidos de la ladera.
En los pueblos, con sus casas de adobe, los bereberes perpetúan su vínculo con la tierra y su sentido de la hospitalidad. Una magnífica artesanía (carpintería, marroquinería y cerámica) y una lengua, el tamazight, con un alfabeto milenario, dan testimonio de una cultura viva y palpitante.

PORQUE CAMINAR POR EL DESIERTO ES UNA EXPERIENCIA MÁGICA:

¿Por qué viajar a Marruecos? El sur de Marruecos es sinónimo del Sáhara, el mayor desierto del mundo en el norte de África. En lugares que pueden parecer inhóspitos, estas vastas extensiones de arena tienen mucho más que ofrecer de lo que se cree. Aquí, ¡sucede la magia! La inmensidad de estos paisajes de dunas ocres y agujas rocosas fascinará a excursionistas y fotógrafos por igual.
En el desierto, las cosas sencillas multiplican por diez los placeres: el sabor del té a la menta, el olor a pan tostado por la mañana temprano o el sonido del agua corriendo en el palmeral, el tiempo parece suspendido. Y basta con ver una caravana de camellos a lo lejos, o pasar una noche alrededor del fuego mirando las estrellas, para que nuestros instintos nómadas se despierten y nos transporten a aventuras improbables. Todas las experiencias que vivimos aquí son más intensas.

PORQUE UN VIAJE A MARRUECOS ES TAMBIÉN UN VIAJE CULINARIO:

Colores, olores, sabores… La gastronomía marroquí es un viaje para los sentidos. Por la mañana, el desayuno es sagrado: se puede disfrutar paseando por las calles o cómodamente sentado en una terraza a la sombra: café, zumo de fruta fresca, tortilla con aceite de oliva y comino… ¡una auténtica delicia!
En los días calurosos, una ensalada de sabrosas verduras del zoco le refrescará, y además es beldi (ecológica). En las noches frescas, los platos calientes tradicionales están a la orden del día, como las brochetas de carne rebozadas en sal y especias, o los tajines, el emblemático guiso marroquí cocinado en una cazuela de barro con carne tierna y verduras caramelizadas.
Por último, pero no menos importante, el té a la menta se sirve bien caliente y muy dulce, lo que brinda la oportunidad de tomarse un tiempo para charlar con los marroquíes y deleitarse con la repostería oriental (cuernos de gacela, briourates, baklawas…). Una buena dirección: La Pâtisserie des Princes en Marrakech, el palacio de las delicias gourmet: ¡ideal para saciarse de dulces antes de volver a casa!

PORQUE EL PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO ES EXCEPCIONAL:

¿Por qué viajar a Marruecos? En Marruecos, no es raro encontrarse con una kasbah, una casa fortificada que albergaba a la familia del señor que gobernaba las tierras circundantes, a menudo situada en lo alto, en una posición estratégica para protegerse de un asedio. Características de la arquitectura tradicional, estas kasbahs se utilizan a menudo como decorados cinematográficos, sobre todo la más famosa, Aït Benhaddou.
Las mezquitas están por todas partes, en ciudades y pueblos. Cerradas a los no musulmanes, están orientadas hacia La Meca y se reconocen por su minarete.
Los zocos también son una constante en las ciudades marroquíes. Verdaderos laberintos en el centro de la medina, donde encontrará tiendas de alfombras, talleres de artesanos o “petits métiers”, puestos de comida, curtidurías y mucho más.
En la ciudad, las ryads, esas magníficas residencias con jardín interior o patio con fuente de agua, son pequeños rincones paradisíacos que no se sospecharían por las estrechas y austeras calles. Cuando hace calor, es muy agradable encontrar frescor, verdor y calma.